Construir al adulto que necesitamos ser para nuestro niño interior
- Vianney Cruz
- 7 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 5 días
¿Alguna vez has sentido que reaccionas “de más”? Que te duele demasiado que alguien se aleje, que te abruma tener que resolver sola, que esperas que otro te cuide, te entienda o se haga cargo…Yo sí. Muchas veces.
Durante mucho tiempo viví desde esa herida: buscando en otros lo que mis cuidadores no pudieron darme. Hasta que comprendí algo tan duro como liberador:
Mi niña interior no va a ser rescatada por nadie… más que por mí misma.
A veces, nuestras reacciones no provienen de nuestra adultez, sino de un niño interior que aún guarda cicatrices de lo vivido. Este niño sigue buscando algo que no recibió, buscando resolver lo que quedó sin sanar. Pero, ¿qué pasa cuando dejamos de buscar fuera lo que solo nosotros podemos darnos?
Esto no se trata de que “estás rota” ni que “debes madurar”. Es el reflejo de una parte infantil dentro de ti que sigue esperando amor, seguridad, cuidado y guía. Una parte que quedó congelada en el tiempo.
La herida no es el problema. El problema es seguir esperando que otro la repare.
Aquí es donde entra un giro vital: empezar a construir a la adulta que necesitas ser para ti misma. No como una imposición exigente, sino como un acto de amor profundo hacia ti y hacia tu historia.
¿De dónde viene esta herida?
Cuando nacemos, venimos con un sistema de apego activado: necesitamos de otros para sobrevivir. Por eso, cualquier experiencia de abandono, rechazo o negligencia no solo fue dolorosa, sino percibida por nuestro cuerpo como una amenaza de muerte.
Ya sea que hayas vivido violencia, desatención o simplemente una falta de conexión emocional… ese vacío se convirtió en una búsqueda interminable. Como si dentro de ti viviera una niña gritando:“¿Alguien me va a cuidar, por fin?”
Y cada vez que tu pareja se va, que te sientes sola, que el mundo no te cuida como quisieras… esa voz reaparece.La buena noticia es que hoy ya no eres aquella niña. Hoy tienes el poder de cuidarte tú.
¿Cómo se ve una adulta al cuidado de sí?
Aquí te muestro algunos ejemplos de cómo podemos empezar a dejar de actuar desde la niña herida y empezar a asumirnos como adultas presentes, amorosas y responsables:
- Cuando el abandono duele demasiado…
Desde la niña: Lloras, haces berrinche o te desesperas porque alguien se aleja.
Desde la adulta: Reconoces el dolor, pero sabes que puedes sostenerte. Te dices: “Ya no depende mi vida de que otro esté. Estoy aquí para ti”.
- Cuando esperas que alguien lo resuelva todo…
Desde la niña: Te frustras si nadie te “rescata”.
Desde la adulta: Tomas las riendas, haces planes, te haces responsable. Te conviertes en tu propia figura confiable.
- Cuando vives complaciendo…
Desde la niña: Sigues lo que otros te dicen que es “mejor para ti”.
Desde la adulta: Te escuchas, cuestionas, decides por ti. Te das permiso de cambiar el guión.
- Cuando prefieres contarte fantasías…
Desde la niña: Vives esperando milagros o creyendo promesas vacías.
Desde la adulta: Te dices la verdad, te miras con honestidad, sueñas con los pies en la tierra.
- Cuando no te cuidas…
Desde la niña: Esperas que alguien te diga qué hacer, qué comer, cómo vivir.
Desde la adulta: Honras tu cuerpo, eliges con quién estar, te nutres con lo que ves, sientes y piensas.
- Cuando te dejas llevar por la emoción sin freno…
Desde la niña: Reaccionas desde el impulso.
Desde la adulta: Respiras, te das contención, usas tu capacidad de razonar y dar estructura.
No es tu culpa si no tuviste modelos de adultos disponibles, conscientes o estables. Muchos crecimos sin una guía real. Pero eso no significa que no puedas convertirte en esa guía.
No hay nadie allá afuera que vaya a hacer por ti lo que solo tú puedes hacer contigo.
Y no estás sola en esto. Somos muchas construyendo a la adulta que merecemos ser. No perfecta, pero sí presente, amorosa y firme.
💬 ¿En qué momentos sientes que actúas desde tu niña herida? ¿Y cómo podrías empezar a cuidarte desde tu adulta?
Gracias por estar aquí.
Te leo ❣️
Comments