¿Por qué nos atrae quien nos hace daño?
- Vianney Cruz
- hace 5 días
- 3 Min. de lectura
Cuando el caos se siente como casa, lo sano parece aburrido.
¿Te ha pasado que te obsesionas con alguien que te hace mal... pero no puedes soltarlo?
O que, por el contrario, alguien que te quiere bien no te provoca “nada”.
No estás loca, ni dañada, ni adicta al drama.Hay algo más profundo sucediendo ahí… y entenderlo puede cambiarlo todo.
¿Qué ocurrió aquí?
Durante años, me atrajeron los hombres emocionalmente inestables: distantes, evitativos, incluso manipuladores. Las relaciones con ellos eran una montaña rusa de emociones. Había momentos de ternura, de conexión, de deseo... pero siempre seguidos por frialdad, indiferencia o rechazo.
Una amiga me dijo un día: “Eres adicta al caos”. En su momento me molestó, pero hoy lo entiendo con más compasión.
No es que me guste sufrir. Es que mi sistema nervioso se acostumbró a sobrevivir en lo inestable. Y cuando algo es conocido, aunque duela, se vuelve atractivo.
🧠 ¿Y esto qué tiene que ver con el cerebro y el trauma?
Lo que muchas no saben es que el enamoramiento también es químico.Cuando recibes atención, afecto o validación de alguien que deseas, tu cerebro libera un cóctel de neurotransmisores: dopamina, oxitocina y especialmente feniletilamina, una sustancia que se siente como una droga. Literalmente.
Este efecto se potencia cuando esa atención no es constante.Cuando alguien te da amor y luego te lo quita, tu cerebro entra en estado de alerta, y empieza a obsesionarse con recuperar ese bienestar. Así nace el ciclo adictivo:
Te ignoran → ansiedad, angustia, necesidad.
Te miran otra vez → alivio, euforia, adicción.
Repite.
No te estás “aferrando a una persona”.Estás buscando una dosis emocional que tu sistema aprendió a perseguir.
La raíz: cuando el amor dolía desde el inicio
Si creciste en un entorno donde el afecto era intermitente —a veces estaban para ti y a veces no—, es probable que tu cuerpo haya aprendido que el amor se gana, se lucha, se sufre. Que hay que esforzarse, callar, portarse bien para merecerlo.
Entonces, el amor estable se siente ajeno.Un hombre que te mira con constancia, que no desaparece, que no te castiga con silencio... puede parecerte aburrido, “sin chispa”.No porque lo sea, sino porque tu sistema aún no reconoce eso como amor.
No eres tú, es tu historia
No te pasa porque “te gusta lo tóxico”.Te pasa porque estás repitiendo lo que tu cuerpo entendió como seguro en la infancia. Y si nadie lo interrumpe, el patrón se mantiene.
Pero la buena noticia es que esto se puede transformar.Y empieza por darte cuenta de que no es amor lo que buscas en esa persona...Es la sensación que esa persona provoca en ti cuando te elige.
Volver a ti
Hoy ya no me interesa sostener vínculos donde tenga que mendigar migajas de cariño. Estoy aprendiendo a disfrutar lo predecible, a sentirme en paz con lo sencillo,a elegir relaciones donde no tenga que luchar para ser amada.
No es fácil, pero es posible.Reentrenar el cuerpo para que reconozca la calma como hogar, eso es sanar.
Y tú, ¿te has sentido adicta al subidón emocional que alguien te daba?
¿Has confundido intensidad con amor?Me encantaría leerte en los comentarios. 💬
Pequeño ejercicio: “¿Esto se siente como casa o como caos?”
La próxima vez que te sientas atraída por alguien o enganchada en una relación, pregúntate con honestidad:
¿Esto se parece más a cómo me trataron de niña o a cómo quiero ser tratada hoy?
Respira. Escucha la respuesta. Y decide desde tu versión adulta, no desde la herida.
Gracias por estar aquí.
Te leo ❣️
Comments