¿Y si ese vacío que sientes no es por su ausencia… sino por tu desconexión contigo?
- Vianney Cruz
- hace 5 días
- 3 Min. de lectura
A veces creemos que alguien más puede salvarnos de lo que sentimos… pero el vacío no se llena desde afuera.
¿Te ha pasado?
Te despiertas con una sensación incómoda.Te tomas un café. Luego otro. Fumas. Comes algo dulce.Te distraes, trabajas, haces scroll en el celular…pero hay algo que no se va.
Es un hueco, una ansiedad pegada al pecho.Y entonces piensas en él.En esa persona que, si tan solo apareciera, si te hablara, si te mirara como antes…quizá todo se calmaría.
Lo esperas en silencio, sin escribirle, sin buscarlo.Solo te intoxicas de ausencias y te desgastas en esperas.Sabes que si él llega, el vacío tal vez se disuelva por un rato.Pero también sabes que después… vuelve.
¿Qué ocurrió aquí?
Lo que estás sintiendo no es “necesidad” de esa persona,sino una desconexión emocional contigo.
Es el reflejo de una historia interna no resuelta.Una herida emocional que intenta cerrarse con lo primero que encuentra:comida, cigarro, distracciones, o el amor de alguien más.
Este vacío emocional no es un defecto.Es un síntoma.Y como todo síntoma, tiene un origen.
¿Qué es el vacío emocional?
Es una sensación interna de carencia, soledad o insatisfacción que muchas veces tratamos de silenciar con estímulos externos.
El vacío se siente como una falta, pero en realidad es una desconexión:
De tu cuerpo.
De tu presente.
De tu valor propio.
De tu capacidad de sostener lo que sientes sin huir.
Este “agujero” muchas veces se origina en la infancia, cuando aprendimos que solo éramos valiosas si alguien nos amaba, nos necesitaba o nos elegía.
Ese vacío no lo provocó una persona en específico.Pero cuando alguien se va o no responde como esperas,ese hueco duele con más fuerza.Porque activa la creencia: “Si no me eligen, no valgo”.
¿De qué está hecho ese vacío?
De la idea de que tu valor depende de cuánto te aman.
De no saber estar contigo sin sentirte sola.
De la costumbre de recibir más que de dar.
De la adicción a los químicos del “enamoramiento”.
De no aceptar que los momentos cambian y las relaciones también.
De querer fundirte con el otro para no sentirte rota.
¿Y cómo se llena?
No con comida.No con mensajes.No con sexo, ni con la validación de alguien más.Sino con presencia.
Y sí, cuesta.
Porque al principio no llena.Solo duele.Pero es un dolor que te devuelve a ti.
Cuando dejas de resistir el vacío y lo reconoces como tuyo,cuando lo observas sin querer borrarlo…pasa algo mágico:deja de tener tanto poder.
Una verdad incómoda:
Nada externo lo va a llenar de forma permanente.Ni una relación.Ni una atención constante.Ni el afecto de quien no sabe o no puede sostenerte.
El vacío se calma cuando te haces cargo.Cuando transformas esa ansiedad en espacio.Cuando eliges no intoxicar tu cuerpo para silenciar lo que tu alma está pidiendo.
¿Y entonces, qué hago?
🔹 Vuelve a ti.Haz una pausa. Respira. No busques. No huyas. Quédate.
🔹 Habita tu cuerpo.Camina, baila, escribe. Deja que tu cuerpo saque lo que no sabes poner en palabras.
🔹 Recuerda lo que te nutre.Ese libro que dejaste a medias. Esa amiga con la que puedes llorar y reír. Ese rincón que te hace bien.
🔹 Elige acciones que te acerquen a ti, no que te distraigan de ti.
🌱 Pequeño ejercicio:
Cuando sientas el vacío, repite internamente:👉🏼 “Este vacío no es castigo ni señal de falta. Es solo una parte de mí que necesita mi atención.”
Lleva una mano al pecho y otra al vientre. Respira tres veces profundo.Obsérvate sin juicio.Y pregúntate: ¿Qué necesito de mí hoy?
El vacío no eres tú.Es solo una parte de ti que aprendió a esperar amor para sentirse viva.Pero hoy puedes ofrecerte algo mejor:Presencia, contención, libertad.
¿Tú también has sentido ese vacío?
Te leo.
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