¿Y si el amor no lo cura todo? El mito de que podemos cambiar a nuestra pareja
- Vianney Cruz
- 14 may
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 18 ago
A veces creemos que amar más fuerte es suficiente. Pero, ¿y si la verdadera transformación empieza en nosotras?
“Sé que tiene cosas que no me gustan… pero si lo amo lo suficiente, seguro cambia.” Me dijo una paciente durante nuestra terapia.
Y no te voy a mentir, yo también he estado ahí. Con el corazón lleno de ilusiones, convencida de que mi amor (con toda mi empatía, mi entrega y hasta mi formación como terapeuta) podía ser suficiente para que esa persona dejara de herirme y desputara su mejor versión y todo el potencia que yo veía en él.
Spoiler: no lo fue.Y eso no me hace menos capaz, ni menos amorosa. Solo me mostró una verdad dolorosa pero liberadora: no podemos salvar a nadie que no quiera salvarse.
¿Qué ocurrió aquí?
Cuando intentamos "ayudar" a nuestras parejas cambiándolas, muchas veces no nos damos cuenta de que estamos cayendo en un patrón relacional aprendido: el rescate.
El mismo que nos hace pensar que tolerar lo intolerable es noble, que ser pacientes con el maltrato es amor verdadero, y que podemos “ver el alma buena” debajo de comportamientos destructivos.
Pero lo que parece generosidad, muchas veces es un disfraz de algo más profundo: la necesidad de sentirnos necesarias.
Aquí te doy algunas de las razones por las que caemos en esta trampa:
Teoría del Apego
Cuando en nuestra infancia sentimos que debiamos de "hacer algo" para ganarnos el amor de nuestros cuidadores (portándonos bien, cuidando, complaciendo), de adultas podemos repetir el patrón: “si lo amo suficiente, él va a cambiar y entonces me amará, o me valorará, o me repetará.
Este es un error común de "la niña interior" pensar que de ella depende lo que los demás hacen.
Cuando nos damos cuenta de que esto nos ha ocurrido, deberíamos de parar el patrón y buscar ayuda para empezar a sanr de raíz este intento insconsciente de resolución que básicamente nos hace: tratrar de sanar con la pareja lo que no se resolvió con las figuras de apego.
El rol de rescatadora y la trampa de la codependencia
El libro “Mujeres que aman demasiado” de Robin Norwood lo explica con claridad: cuando una mujer ha vivido con carencias afectivas, puede desarrollar un patrón donde el amor se confunde con sacrificio, y el vínculo se sostiene en la esperanza de redención del otro.
En la codependencia, el dolor del otro nos da propósito.Nos volvemos expertas en justificar, en comprender, en aguantar… creyendo que eso nos hace valiosas. Pero amar desde la necesidad de “arreglar” o “salvar” a alguien, nunca será amor en libertad.
Y hay algo muy revelador: muchas de esas relaciones se deshacen justo cuando la otra persona “mejora”, porque el pegamento que unía ya no está. Era el desequilibrio lo que sostenía el vínculo. Causas culturales y de género
A las mujeres, histórica y culturalmente se nos ha atribuido el rol de cuidadoras y reparadoras.
Hay libros, peliculas, poemas, etc. donde se celebra como virtud femenina el aguatar todo, tolerar todo, tener paciencia infinita y voluntad inacansable de seguir adelante a pesar de las circunstancias, entonces ya está grabado para la mayoría de nostras que esto nos hace "buenas mujeres" y así es como nos comportamos.
Y creemos que si nuetsra pareja ha cometido faltas hacia nosotras (mentiras, infidelidades, abusos, golpes, ofensas, etc) es porque nosotros no hemos sido "suficientemente buenas" y esto no hace más qué quitar la responsabilidad al otro y adjudicarnos todo el problema de la relción como un problema propio.
La trampa del sacrificio y el esfuerzo
Por último, cuando has invertido en uan relación y has aguantado, y hecho esfuezos para que el otro cambie... te mantienes a la espera de ver ese cambio. La posibilidad de estar a punto de ver el cambio, te mantiene enganchada a la relación, pues piensas que si dejas la relación, es posible que estés tirando la toalla justo cuando el cambio estaba por ocurrir.
Esa esperanza te mantiene en una espera eterna, en donde no hay cambio y tampoco hay opción para ti de alejarte.
Si haz amado de esta forma, no hay nada malo e ti. No te falta nada por no haberlo logrado. No fuiste ingenua por creer que con amor bastaba.
Fuiste una mujer que amó desde lo que sabía, con las herramientas que tenía, desde sus heridas abiertas.
Pero hoy tienes la oportunidad de preguntarte:
🔸 ¿Estoy luchando una batalla que no es mía?
🔸 ¿Estoy apostando mi paz por una esperanza que no se mueve del lugar?
🔸 ¿Estoy esperando que el otro cambie... para entonces poder estar bien?
Tal vez ha llegado el momento de rescatarte a ti.
Y si lo sientes, me encantaría que compartas:
¿Alguna vez te sentiste atrapada en una relación donde amabas más de lo que recibías? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
Un tip para hoy:
Haz una pequeña pausa y escribe estas tres frases en una hoja:
“No es mi tarea sanar al otro.”
“Mi amor no es medicina para quien no quiere curarse.”
“Tengo permiso de elegir mi paz antes que una lucha sin fin.”
Léelas en voz alta. Obsérvate. Y si algo duele… es porque ahí está la herida que merece tu propia atención.
Gracias por estar aquí.
Te leo. ❣️
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